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viernes, 2 de diciembre de 2016

VIÑÁTIGO/S, EL (V. DE SAN MATEO, AGAETE, VALLESECO Y MOYA)

Topónimo que localizamos en la Vega de San Mateo, al sur de La Lechucilla y Los Roquetes, entre Camaretas al poniente y con la jurisdicción de Valsequillo, donde se localizan los Llanos de los Suárezde los González  y de los Rivero, y, el Llano de la Casilla.

En Agaete, lo encontramos al sur de Los Cabucos, en las fuertes vertientes que dan hacia poniente al Andén de los Trigueros y que se encuentran entre la carretera Fagagesto-Juncalillo (GC-070) y de la Carretera de los Pérez, lugar entre las cuencas del Barranco de Los Cabucos y del Barranco de la Montaña. Y en Valleseco, al naciente del Lomo de la Palma, muy cerca de los límites de Valleseco con Teror, al naciente en La Gambuesa del alto de la Cuesta del Muelle. Había un topónimo ya desaparecido en Teror, en el Heredamiento del Chorrillo. Curiosamente el acceso al lugar es llamado Camino de Viñático, usando la variante del término.

Igual variante localizamos en Moya, donde el lugar de Viñático lo encontramos al naciente de La Josefa, muy cerca de la carretera de Moya- Fontanales (GC-075), al sur de Carretería y al norte de Estebanejo, en los altos de las vertientes de poniente del Barranco de Azuaje.

Viñátigo (lostilos.villademoya.es)
Todos los topónimos vivos y los muchos otros desaparecidos guardan estrecha relación con el viñátigo (Persea indica) es una «especie característica de los bosques de laurisilva. Es endémica de los archipiélagos macaronésicos, estando presente en todas las islas de las Azores, en Madeira y Canarias. Se trata de un árbol de hasta 20 m, que se puede diferenciar por sus hojas lanceoladas, de color verde claro pero que se vuelven rojizas al envejecer, sin glándulas. Los frutos son elipsoides, de unos 2 cm y adquieren un color negro-azulado al madurar» (FLORADECANARIAS-COM).

En los primeros tiempos se consideró por su parecido que era una variedad del Laurel (Laurus novocanariensis), de la misma familia de las Lauraceae, y quizás influenciado por las vagas noticias del Laurel de Indias (Ficus microcarpa), de la familia de las Moraceae, de donde se inventarió como ‘índica’.


Lugar de Viñátigos en V. San Mateo (santisanrod)
Pero este endemismo era muy abundante en las islas en el tiempo de la conquista, ocupando los suelos preferentemente húmedos, en las umbrías y márgenes de barrancos, pero su explotación maderera por su calidad y la propia roturación de las tierras húmedas, prácticamente han contribuido a su práctica desaparición en Gran Canaria quedando pequeños relictos.

Del topónimo de la Vega de San Mateo junto al Barranco de La Lechuzilla, encontramos su mención en los repartimientos, en la descripción de las tierras que pedía Alexio de Belandia, el 21 de agosto de 1549, solicitante que dio origen al topónimo de Biliandria situado al suroeste de Viñátigos, refiriéndonos de otros topónimos próximos que han llegado a nuestros días.

Lugar de Viñásticos V. de San Mateo (Google Earth)
«… suplico me hagan merçed de un pedaço de tierras que es en el termino del Gamonal en la hoyada desde el portezuelo asomante a las camaretas y a la cañada de los viñaticos y por aquella misma hazera sobre la mano derecha del barranco a dar a una tierra albariza blanca que va a dar al camino de Tirahana e de la otra banda del linda contra el Risco de Tintiniguada e a dar abaxo a la montaña Bermeja e donde esta un pino en que podra aver çient fanegadas de tierras y mas» (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 484).

En la prehistoria de las islas el viñátigo, que no es voz aborigen como a continuación se dice, tuvo muchas utilidades para los aborígenes, tanto en la fabricación del ‘banot’ como arma, por su gran fortaleza.

Lugar de Viñátigos Vega de San Mateo (caminosdecanarias.blogspot-com)
«Madera empleada en la confección del ‘banot’. El fragmento incrustado en la vertebra parece proceder del viñátigo/viñático, “elemento fundamental de la antigua laurisilva canaria... Puede alcanzar alturas de 15 a 20 metros, y su madera, muy dura, de color rojo pardo, fue muy apreciada” (Ceballos y Ortuño, op. cit., pp. 94 y 345. Max Steffen señala que en otros tiempos fue objeto de exportación con el nombre de caoba de Canarias, y que la voz vinátigo, nombre vulgar de la Persea indica L., es un portuguesismo. También lo admite Pérez Vidal: la forma portuguesa es vinhático. En el diccionario de E. Pinheiro [n. 50] se cita como árbol de las Azores, nombre que también se da a la madera. Para Ceballos y Ortuño se trata de un árbol “francamente exigente en cuanto a humedad: se localiza siempre en umbrías o fondos de barrancos” (op. y Loc. cit.).

Banot: Fotografía y lámina (Museo Arqueológico de Tenerife)
[n. 50] EDUARDO PINHEIRO: Diccionário da Lingua Portuguesa, Porto, s. a. “Bajo la voz vinhatico se dice que es un árbol de las Azores; madera de ese árbol. Pero se trata de la misma especie presente en la laurisilva canaria y en general en la flora macaronésica”» (DIEGO CUSCOY, 1986, p. 776).

[op. cit. La obra arriba citada por el autor es L. CEBALLO y F. ORTUÑO: Vegetación y flora forestal de las Canarias Occidentales, Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias, Madrid, 1931, 465 pp. (El Sabinar, pp 97-98)].

Pero nuestros aborígenes no sólo aprovechaban del viñátigo la dureza de su madera, sus hojas las utilizaban para hacer tintes naturales de color rojo para los textiles de junco.

«Consultados estos textos y las referencias que nos ofrecen los textos antiguos, podemos resumir que los antiguos pobladores de las islas elaboraban tintes con materias primas de origen vegetal, aprovechando las hojas, frutas y bayas, cortezas, raíces y la savia, de sobre todo especies de árboles de la laurisilva, del drago y el pino canario, y de plantas silvestres entre las que se encuentran identificadas los tajinastes (echium), y la hierba pastel.

Hojas y frutos del viñátigo (floradecanarias-com)
Para confirmar las posibilidades tintóreas apuntadas por estos últimos autores tanto para los soportes de origen vegetal como los de origen animal se realizaron pruebas con algunas de las materias primas de origen vegetal citadas, concretamente con: hojas de viñátigo (persea indica), frutos y corteza de acebiño (ilex canariensis), frutos y corteza de faya (myrica faya), corteza de pino (pinus canariensis), raíces de varias de las especies de tajinastes (echium) y hojas de hierba pastel (isatis tinctoria).

Como soporte para confirmar la adherencia y tinción se utilizaron franjas de tejido de junco preparadas para esta composición. […] Las tonalidades que obtuvimos con todos estos materiales varían desde amarillos (faya e hierba pastel), naranjas (faya, viñátigo), rojos (pino, viñátigo), carmines (faya y tajinastes), violetas (faya y tajinastes), tonalidades terrosas (acebiño), verde claro (acebiño e hierba pastel), y, verdes oscuros y azules (hierba pastel)» (HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, 1997, p. 28).

Y como buenos pastores, conocían también de lo venenosa que estas hojas podrían ser para su ganado, conocimientos que quedaron en la cultura pastoril de La Palma, no dudando fuera conocida en las restantes islas donde los aborígenes fueron apreciados y contratados para el pastoreo tras la Conquista.

«… en La Palma, en concreto en la Cumbre Nueva, donde los pastores talaban o cortaban las ramas bajas de los viñátigos (Persea indica), árbol de hojas venenosas, cuyo consumo por el ganado en grandes cantidades, incluso podría ocasionar su muerte … » (NARANJO RODRÍGUEZ, 2006, p. 43).

Ejemplares de viñátigos en Tenerife (lavegadesanmateo-com)
Conquistada la isla, además de conocerse que la corteza fue utilizada como antiséptica de la piel, el viñátigo y otras maderas de la laurisilva ─que se localizaba en el norte de Gran Canaria por su típica mayor humedad propiciada por los vientos Alisios─ eran reservadas por las autoridades para la construcción del interior de las naves, por el elevado interés estratégico de la industria naval en su condición de islas.

«Muchas partes de los barcos, en concreto las del exterior se hacían de madera de pino canario y la del interior de madera de las variedades de la laurisilva. Entre ellas destacaba el viñátigo y el barbusano, no sólo apreciados por su altura, sino también por la calidad de su madera y su resistencia a la podredumbre del agua» (LOBO CABRERA, SANTANA PÉREZ, et RODRÍGUEZ PADILLA, 2007, p. 106)

El particular hábitat de la laurisilva que ocupaba las zonas húmedas de la isla, y la propia prioridad que se dio para el destino del viñátigo a la industria naval, no impidió que se comerciara con ella para otros usos como se aprecia de la cita del Contrato de 1592-marzo-13, protocolo de Alonso Fernández Saavedra, legajo 802, f. 89 r.:

«Antonio Álvarez, aserrador, vecino de Canaria, se obliga a entregar a Bartolomé Pabón, 4 docenas de tablas de viñátigo y 1 docena de tablones de la misma madera y de palmo y medio de ancho y 12 pies de cumplido, y el tablado ha de ser de 12 pies de cumplido y 2 palmos de ancho, y los tablones de 2 dedos de frente, y por razón de aserrar y cortar y entregar en la Montaña de Doramas, donde las puedan sacar y cargar caballos, por razón de 20 reales por docena de tablas y tablones y tijeras de viñátigo. A cuenta recibe 30 reales. Bartolomé Pabón se obliga a la vez a hacer a Antón Álvarez una rueda de atahona con su dentadura, aspas y carrete por precio de 10 ducados, de palo blanco» (IBÍDEM, p. 258).

El viñátigo y sus frutos (floradecanarias-com)
Debió haber sido grande la tala del viñátigo que ya a comienzos del siglo XIX, se tenía que importar de La Palma su preciada madera que era utilizada para el tallado de imágenes religiosas combinada con el pinsapo, e incluso la reutilización de su madera en el desguace de los barco, de cuyas huellas en el arte tenemos unas singulares referencias documentales de la utilizada por el escultor José Luján Pérez para la elaboración las imágenes del ‘Apostolado’ que adorna el interior del cimborio de la Catedral de Las Palmas, conforme al encargo que le realizara el Cabildo Catedralicio, y que demoró en confeccionar por el agobio que padecía cumpliendo con encargos que le hacían distintas parroquias e iglesias.

«…en su casa, había puesto el Cabildo madera de viñátigo y pinzapo, de la que sin temor á engañarnos, hubo de gastar una buena, parte, cuando se le pidió cuenta de ella » (TEJERA Y DE QUESADA, 1914, p. 81).

Se trata del ‘Apostolado’ cuya pequeña historia empezó cuando el Cabildo consideró eran los adornos que remataran el cimborio, y el 16 de julio de 1798 da poderes al canónigo Zumbado para que contrate con Luján el precio de las estatuas, condicionando que las cabezas, manos y pies sean de madera menos corruptible y los vestidos de lona y los cuerpos de pinsapo del norte.


«El día 24 de dicho mes el Cabildo determinó que fueran dieciséis las imágenes (sic), a saber, los doce Apóstoles y los evangelistas San Marcos y San Lucas. Fue así como Luján se hizo cargo del ‘Apostolado’ y en septiembre de aquel año propone al Cabildo la compra de siete piezas de lona de 44 varas cada una en la tienda de don Francisco Aguilar, y la madera de viñátigo necesaria para las cabezas, manos y pies de las estatuas. (Cabildo, 25 de septiembre de 1798) [Sorprende la aclaración del autor de (sic), ‘copia textual del original’, en cuanto al número de 16 imágenes, pues en su p. 232 da cuenta que se encargaron a Luján 2 ángeles para el “sancta sanctorum de esta catedral”, si bien cuando se pagan se dice “los dos ángeles para el cimborio”].

El Cabildo contestó que se comprara la madera de los barcos varados que estaban en venta, y que si no bastaba con dicha madera, se le avisara al hacedor de La Palma para que enviara el viñátigo necesario. (Cabildo, viernes 28 de septiembre de 1798)» (CAZORLA LEÓN, 1992, p. 230).

Es más explícita la redacción contenida en el documento del Cabildo, viernes 28 de septiembre de 1798:

«Vista la minuta de la madera de viñátigo que hace juicio el escultor don Jose Pérez para cabezas, manos y pies de las estatuas del cimborio y en atención a que hay madera de barcos que se han varado para expenderlas, se acordó se reconozcan y de haberlas aparentes para dicho fin se compre de ellas la porción que sea necesaria y, de no ser suficientes las cuchas, se escriba al hacedor de La Palma remita de la madera de viñátigo el número de piezas en la conformidad que conste de la minuta» (IBÍDEM, p. 233).

Pero como ya se ha dicho arriba, Luján Pérez se encontraba agobiado con la imaginaría de parroquias e iglesias de las islas, y fue ganando algún tiempo, durante el que compró dieciséis varas de lona que fueron pagadas el 13 de marzo de 1800, y volvió a ganar más tiempo, haciéndose rogar, hasta que el Cabildo Catedralicio le requirió y el 21 de marzo de 1801, un año después, Luján comunica la madera que necesita.

«Luján manifiesta el 21 de marzo de 1801 que la madera que necesitaba para sus estatuas era: “Veinte tozas de viñátigo de tres varas de largo y cuarta y media de ancho, dieciséis palos de vara y cuarto de cumplido y una cuarta de grueso en cuadro por ser cada estatua de dos varas y medio de alto” (Libro Obra de la Iglesia 2).»

Apostolado del cimborio de la Catedral de Las Palmas (norlando.blogspot-com)
«Luján empezó el Apostolado en 1804. Y como no había madera suficiente para las estatuas y los canceles de la iglesia, fue enviado a Tenerife el carpintero Cabral (Antonio), para que, siguiendo las normas de Luján, comprara la madera más a propósito y la lona. (Cabildo, jueves 24 de mayo de 1804). Y Luján, mientras hacía su Apostolado, mudó de parecer en lo referente a los vestidos. En vez de hacerlos de lona, le parece mejor tallarlos en madera. Razón por la cual se pone en venta la lona comprada […] Las imágenes comenzaron a ser entregadas, en la segunda mitad de 1806, a los pintores para poderlas colocar en el cimborio.

En el libro Obra de la Iglesia 2 se nos dice:
“Sábado 9 de agosto de 1806: se pagan al maestro pintor Cayetano González por pintar uno de los doce apóstoles 20 pesos”.

“Sábado 16 de agosto de 1806: se pagan al maestro pintor Portugués la pintura de dos apóstoles 40 pesos. (Libro Obra de la Iglesia 2).

“Por 1.500 reales que según recibo de 22 de diciembre de 1808 pagó al maestro pintor Joseph Yanes por su trabajo en los cinco Santos que se colocaron en el cimborio a razón de 20 pesos cada uno”. (Cuentas Mayordomia Fábrica, 1789-1813, fol. 163).

La colocación del Apostolado en el cimborio tuvo lugar en septiembre de 1810» (IBÍDEM, p. 231-232).

Localizaciones históricas (Jardín Botánico Viera y Clavijo)
De las localizaciones históricas del viñátigo inventariadas por el Jardín Botánico Viera y Clavijo, la comparación de las conocidas hasta los años 30 del pasado siglo, con las inventariadas en el siglo actual distan mucho entre sí, y ello después de conocer de las utilidades que se le daban en nuestra prehistoria, las siguientes de nuestra historia, particularmente del primer siglo después de la Conquista, y las residuales siguientes.

Se anota su localización preferente en Los Tilos, de donde encontramos una ficha más descriptiva del viñátigo, con algunas curiosidades relativas a la paloma, a sus parentescos, y aunque pudiera ser reiterativo en parte con lo recogido al principio, resulta obligado para insistir en que se alcen las voces en defensa de su supervivencia cual arma de guerra que fue en el ‘banot’ aborigen:

Paloma Turqué (seo-org)
«Después del til es el árbol de mayor talla de la laurisilva canaria, pudiendo alcanzar los 30 m. de altura. Tronco recto y robusto con corteza gris oscura y fisurada. Hojas oblongo lanceoladas de hasta 20 cm. de longitud, algo coriáceas; cuando envejecen toman un color anaranjado y permanecen sin caer durante un tiempo. Las flores blanquecinas se agrupan en los extremos de las ramas. El fruto es una baya de unos 2 cm. de largo, de color negruzco y brillante cuando maduran, no comestible. Solo la paloma turqué y rabiche son capaces de digerirlos sin notar efectos secundarios. Florece entre marzo y agosto.

Elemento propio del bosque de laurisilva, es exigente en cuanto a humedad por lo que generalmente habita en los lugares más umbríos (fondos de barrancos, vaguadas y hoyas). Su madera de color rojo pardo es muy apreciada. Es pariente del aguacate, además de endémica de la Región Macaronésica (Azores, Madeira y Canarias). En Canarias faltan en Lanzarote y Fuerteventura. Ha sido elegido como símbolo vegetal de la isla de La Gomera» (LOSTILOS.VILLADEMOYA-ES).


Localización en la Vega de San Mateo (IDE Gran Canaria)
Localización en Agaete (IDE Gran Canaria)
Localización en Valleseco (IDE Gran Canaria)
Localización en Moya (IDE Gran Canaria)

viernes, 30 de septiembre de 2016

VECINDAD DE ENFRENTE (AGAETE)

Topónimo con el que se conoce el asentamiento de población en la banda sur del Barranco de Agaete, en el interior del Valle hacia el naciente, teniendo en la banda norte el caserío de San Pedro de mayor población. Se trata de un barrio, antes caserío, que creció de tamaño trepando por el Roque Bermejo o Montaña de Berbique.
 
Vista (Infonortedigital-com)
La más antigua referencia del lugar la encontramos en una escritura de una capellanía de la Ermita de La Concepción de finales del siglo XVI, que no menciona el topónimo.

«No 7 Joan Baez era obligado a pagar tributo de cinquenta doblas de principal por escripa del 25 de henero de 1585 ante franco de Casares SSno puco como consta de dha escripa que esta en el numo 9.

El Sr Marques de Villanueba del Prado, Don Alonso de Naba y Grimón cauallero del orden de Calatraba debra se obligado a pagar dho tributo como poseedor de la propiedad de donde se debia pagar se y por estar dudosa la mat(...) se tran(...) con dhos o Marqs que remitiendole los corridos pasados dio quinientos rs de principal los quales se impusieron a tributo y paga Joan Ramires veinte y cinco rs en cada un año impuestos sobre ocho o nuebe fanegadas de tierra en la ladera de Ramires que el suso dho y su mujer compraron a Ana Ramires y a Gaspar Rodriguez y a Maria de Almeida lindando con tierras de Bizbique y por otro lado con tierras de Baltazar Ramires y azequia Rl de el Valle de este Lugar de la Gaete y sobre dos suertes de tierras con los llanos de la Gaete lindando con tierras de la Majadilla y otros linderos como mas largamte consta de la escripa otorgada ante Don Joseph de Betancurt SSno puco su esta en Cana a 30 de Junio 1684 la qual escripa con las otras de compra de las tierras hipotecadas por ante Xptoual Suares el 1 de Diziembre de 1682 quedan en el protocolo no (CRUZ Y SAAVEDRA A. J., 1997, p. 211).

La localización de la nueve fanegadas nos la aportan “la ladera de Ramires”, que puede corresponderse con el actual topónimo de “Las Laderas”, despejando toda duda la siguiente referencia de “lindando con tierras de Bizbique”, en referencia clara a la Montaña de Berbique, asentamiento aborigen que tenía sus aprovechamientos ganaderos en la zona baja donde aún encontramos el topónimo de “Corral Viejo”. Se mencionan otras dos suertes, pero estas se sitúan en el actual Los Llanos de Agaete. No ha de extrañarnos la mención de la Acequia Real de la que hablaremos más adelante.

El color bermejo de Berbique (Antonio Medina)
De la ausencia de documentación que pruebe la existencia de construcciones de viviendas en el lugar, si bien pudieron existir cuevas habitacionales de naturales de la isla, el asentamiento en las laderas de la Montaña de Berbique, conocido también por el cromo-topónimo de Roque Bermejo debido al color de su sustrato, debió tener su origen a finales del siglo XIX y desarrollándose de forma más notable a partir de los años 60 del pasado siglo.

Las referencias del poblamiento de Agaete, que tampoco incluían este caserío, en el tercer cuarto de dicho siglo XIX eran las siguientes:

«Forman la pobl. 266 CASAS arruinadas en el pueblo, 67 en el valle y 40 cuevas habitadas: su jurisd. Se estiende á dos pagos de Valle-hormillo, Taucadana, Guayedra y Virvique la Cueva» (MADOZ, 1847, Tomo X, p. 18).

No es habitual la incorporación del adverbio “enfrente” en la toponimia por las connotaciones que sus distintas acepciones tienen según la Real Academia de la Lengua: «De en- y frente. 1. adv. A la parte opuesta, en punto que mira a otro, o que está delante de otro. 2. adv. En contra, en pugna». Y ello puede agravarse cuando va unido al término “vecino” que entraña habitualmente el afecto de la buena relación entre sus gentes.

Aunque en la realidad la relación entre vecinos de San Pedro y Vecindad de Enfrente es exquisita, uniéndoles el puente de dos ojos que salva el cauce del barranco, dando prueba de fe de la proclama de Plutarco de Queronea “que tenía buenos vecinos, y siendo tales los hemos de estimar y honrar mucho, y regalarlos”.

Detalle fotográfico de 1927 (Kurt Herrmann- Fedac)
La más antigua referencia localizada relativa al topónimo nos la aporta un edicto del Juez municipal de la Villa de Agaete, Juan Rodríguez y Martin, de 19 de marzo de 1885 (BOLETÍN OFICIAL DE CANARIAS, 8-abr-1885), que nos dice obedecer a la costumbre de los lugareños en relación con su situación con San Pedro. Se trata de una ejecución de sentencia de un verbal sobre cobro de cantidad promovida por Antonio de Armas y Jiménez contra José Vega Jiménez, sacando a subasta la casa del segundo diciendo:

«Una casa terrera ó de planta baja, sin número de gobierno, compuesta de sala, cuarto y cocina, situada en el pago del Valle de este término donde dicen vecindad de enfrente. Mide su área ochenta y seis metros cuadrados, y linda por la derecha entrando y por la trasera con huertos de herederos de Juan Vega Jiménez, por izquierda con casa de los mismos herederos de Juan Vega Jiménez y por delante con otro huerto de José Rosalía Diepa y Cruz, habiendo sido valorizada por peritos en quinientas sesenta y tres pesetas, cincuenta y siete céntimos, de las que rebajando el veinte y cinco por ciento por ministerio de la Ley, queda reducido su valor á cuatrocientas veinte y dos pesetas, sesenta y ocho céntimos».

Veinte años después, por el inventario del “Arreglo escolar de España”, del Ministerio de Instrucción públ1ca y Bellas Artes de 1905 (BOLETÍN OFICIAL DE CANARIAS, 13-mar-1905), en la definición de los pagos del municipio se incluye a la Vecindad de Enfrente compuesta de 54 casas, 296 habitantes y una población escolar de 189. Del mismo se deduce una estructura típica de asentamientos nuevos en casas de pequeño tamaño, construidas en viejas tierras de cultivo heredadas de sus padres, que acogen a jóvenes matrimonios con un promedio de 3,5 hijos, todos ellos en edad escolar, lo que nos permite deducir que su ocupación mayoritaria es de jornaleros en trabajos agrícolas.

Acequia por Las Longueras
(1890-95 Fedac)


De alguna manera, ambas bandas del Barranco de Agaete, guardan en las entrañas de su historia más antigua, los pleitos de sus vecinos por el agua de las acequias para los riegos de sus cultivos, pleitos que no fueron entre ellos. Muy al contrario de todos ellos descendientes de aborígenes con el comerciante genovés Francisco de Palomar, quien el 9 de agosto de 1494 para liquidar el préstamo que el conquistador Alonso Fernández de Lugo tenía con él, le compró la Hacienda de Agaete, que disponía de un ingenio azucarero en las inmediaciones de la ermita de Las Nieves y cañaverales a ambos lados del barranco.

Cuando Francisco de Palomar tomó posesión de la Hacienda, a los pocos meses tomó la decisión de trasladar el ingenio azucarero desde Las Nieves, junto al mar, al otro lado del barranco en una zona más alta, junto al poblado de Agaete.

«Además, construyó una nueva acequia que aprovechaba mejor el agua proveniente de los nacientes del valle. La posesión de la hacienda de Agaete no fue todo lo pacífica que Palomar hubiera deseado. El poblado prehispánico de Agaete estuvo habitado antes y después de la conquista, radicándose en él una serie de canarios que siguieron aprovechando las viviendas aborígenes allí existentes» (GAMBÍN GARCÍA, Canarios contra hacendados: Crónica de unos pleitos desconocidos sobre el agua del Valle de Agaete (1495-1510), 2008, p. 254).

La construcción de la nueva acequia por Francisco Palomar y desviar hacia la misma las acequias viejas para llevar la mayor cantidad de agua de las nacientes al herido del nuevo ingenio azucarero, obligó a los canarios a desviar por quebraderos agua de la nueva para sus cultivos y no perder sus cosechas aprovechando una mandamiento conciliador del gobernador Alonso Fajardo relativo a su aprovechamiento “en cierto tiempo del día”, mandato que al ser confirmado por el alcalde mayor de la isla Diego Cabrera es recurrido por el mercader genovés, defendiéndose los canarios que sostenían que “el agua del heredamiento no era propiedad de Palomares”· 

El 6 de mayo de 1500 el nuevo alcalde mayor Cristóbal de la Puebla dictó una nueva resolución que consideraba que el agua que entraba en la Acequia Nueva era propiedad de Palomar, y a los canarios se les permitía usar también el agua de las fuentes si construían otra acequia para llevarla a las antiguas, pero que si la tomaban de la Acequia Nueva de Palomares sería usurpación. No disponiendo de recursos económicos ni para defenderse, ni para construir la acequia alternativa, fueron perdiendo capacidad de defender sus derechos, se multiplicaron y dilataron en el tiempo las apelaciones de los canarios. Cuando Francisco Palomares fue enjuiciado por evasión de “monedas de oro” y condenado a la pérdida de sus bienes, la propiedad pasó a la Corona española, quien entregó la posesión del ingenio al tesorero Alonso Gutiérrez de Madrid en 1505, complicándose la defensa de los derechos de los canarios aún más, y que el tesorero vende el 10 de enero de 1517 a Antón Cerezo y su mujer Sancha Díaz, hija de Palomar, el Ingenio y Heredamiento de Agaete a censo enfitéutico (Cesión perpetua o por largo tiempo del dominio útil, mediante el pago anual de un canon).

Vista (nicola_pu)
Era necesario conocer de los dos ingenios, primero en la banda sur del barranco y después en la banda norte, y de la pérdida de los derechos sobre el agua de los nacientes por los cultivadores canarios, para entender por qué en la historia se habla de dos acequias en ambas márgenes, una la Nueva y que más perduró en el tiempo por la banda norte, y otra la Vieja que iba al primer ingenio por la banda de enfrente, la mencionada en la escritura de la capellanía antes mencionada. Ello nos lo documenta con más lujo de detalles nuestra fuente bibliográfica cuando describe las actuaciones del conquistador Alonso Fernández de Lugo y después del mercader Francisco Palomares:

«Al otro lado del arroyo plantó el “cercado nuevo”. Entre estos cercados y el mar levantó el primer el hacendado el primer ingenio, muy posiblemente en lo que hoy es el Puerto de las Nieves. Estos dos cercados estaban plantados de cañas y regados por dos acequias, las “acequias viejas”, que nacían cerca del lugarejo de Agaete y bajaban por ambos lados del barranco y, además de regar y mover la rueda del molino, servían de linderos para cada cercado. Encima del cercado nuevo, al otro lado de la acequia de la banda izquierda del barranco, la más próxima a Gáldar, se encontraba otro cercado de secano, al que se llamó “de Las Palmas”, por el palmeral existente en aquel lugar. Este cercado no se utilizó al comienzo de la explotación de la hacienda. Al otro lado del barranco, encima del “cercado viejo”, y al otro lado de la acequia, existía otro cercado también de secano donde se sembraron cereales, principalmente cebada.
Así lo describe el escribano Bartolomé Sánchez, actuando como testigo en el Proceso de Granada:
".. e porque sabe las dichas tierras e le vio tener al dicho Alonso de Lugo puesto de cañas un çercado grande que dizen el Çercado Viejo, e otro que dizen el Çercado Nuevo, que está de la vanda del arroyo hazia la parte de Galdar, e otros dos por poner, uno que dizen el de Las Palmas e otro que está ençima del dicho Çercado Viejo, donde está al presente el yngenio que hizo el dicho Françisco Palomar. E que en los dichos çercados ay higueras, e que le paresçe a este testigo que en los dichos quatro çercados avria las dichas çient hanegas de tierra, poco mas o menos…".
En este cercado superior, que llegaba barranco arriba más alto que el poblado de Agaete, que quedaba enfrente, al otro lado del arroyo, fue donde se levantó el segundo ingenio por Francisco Palomar años después y cuyos restos han sido descubiertos recientemente» (GAMBÍN GARCÍA, El origen de la caña de azúcar en Canarias: Alonso de Lugo y el primer ingenio de Agaete (1486-1494), 2008).
Vista del barrio y de los riscos de Tamadaba (rosagrananaria.blogspot-com)
Pero no sólo es este largo e histórico pleito sobre la propiedad del agua de los heredamientos de Agaete y de la acequia que discurría por la banda de enfrente lo que ha marcado las distintas perspectivas del lugar, pues a ello se une la geología, dado que la Vecindad de Enfrente es el punto geográfico de referencia documental que marca el otro lado de la falla geológica de la isla, donde se inicia el territorio más antiguo de la isla geológicamente, tal como nos lo describe el recordado profesor:

«… hemos indicado la existencia de una línea irregular que cruza la isla desde Agaete hasta los alrededores de la Montaña de Arinaga de forma que la superficie insular queda dividida en dos partes casi iguales, la mitad nordeste con suelo rejuvenecido por lavas y cenizas de erupciones modernas y la mitad sudoeste con superficie mucho más antigua y donde los productos de las erupciones cuaternarias, apenas llegaron.

En rasgos generales podemos sentar que la mitad nordeste es del dominio de las rocas básicas, basaltos y fonolitas y la otra mitad del dominio de las ácidas, riolitas y traquitas pero, en todo caso, en ambas zonas hay abundante representación de unas y otras rocas que suelen ser de edades muy diferentes.

[…] En el sector de Agaete aparece el macizo de Tamadaba. Es indudable que la pared de aquel bloque montañoso es el plano de falla. Las rocas de uno y otro lado son completamente diferentes, salvo pequeños restos que se pueden ver en la ladera derecha. El cauce del barranco, de corta longitud, es sin embargo muy profundo a lo largo de la fractura tectónica. La falla en sí no es visible pues está cubierta por coladas mucho más recientes y sobre todo, en la parte media superior, por poderosos bancos de brecha del tipo de Roque Nublo, alternando estratificaciones horizontales de sedimentos de más de 100 metros de espesor» (BRAVO EXPÓSITO, 1964, pp. 155 y 161).

Además de la explicación en un lenguaje no tan técnico del profesor Bravo, hemos de destacar la Hoja y Memoria del Mapa Geológico de España (INSTITUTO TECNOLÓGICO GEOMINERO DE ESPAÑA, 1990, Madrid), que se corresponde con la Hoja núm. 82-83 del Servicio Geográfico del Ejército, referida a Agaete, Aldea de San Nicolás y Teror, que para más honra de esta población lleva el título de Vecindad de Enfrente.

En su página 34 nos describe la importancia geológica del Roque Bermejo en cuya ladera se asienta esta población, al considerar esta zona el punto de inicio del territorio más antiguo de la isla en su poniente.

«2.5.3 Edificio Roque Bermejo. Es un pequeño cono de tetra situado a 1 km. al SO. de Vecindad de Enfrente, en la ladera N. del Pinar de Tamadaba , dando vista al valle de Agaete. Ha surgido sobre la formación basáltica I prácticamente en el límite del perímetro de la Caldera de Tejeda.

El cono está a 640 m. de cota, y tiene unas dimensiones aproximadas de 250 m. de largo por 100-200 m. der ancho. Está compuesto por unos depósitos de lapilli semicompactado de tamaño inferior a 1 cm., con ligera estratificación en capas finas alterantes (de unos 8 cms. De potencia) de lapilli más fino y cenizas. Los buzamientos de estas capas son variables siendo difícil la reconstrucción geométrica del edificio. También su bajo grado de conservación contribuye a no poder reconstruirlo bien. Estos materiales están ligeramente alterados a colores marronáceos y debido a la inclinación de la ladera se encuentran dispersos hacia el valle; cubriendo una extensión algo mayor que la del centro en sí.

Aunque actualmente está bastante erosionado, se observan pequeños retazos de coladas basaníticas que discurrieron hacia el valle y por efecto de la erosión han quedado prácticamente reducidas a la nada. Además se encuentran parcialmente recubiertas por los lapillis del cono y por los depósitos de ladera.

Algunas de las coladas existentes al oeste del edificio, tuvieron que tener su origen en algún otro centro de emisión situado en las laderas de Tamadaba, pero por el efecto de la erosión habida entonces están hoy desaparecidos. A decir verdad, se detectan posibles restos de piroclastos pertenecientes a antiguos conos en las partes altas.

Según todo ello, y teniendo en cuenta la disposición de dichos centros, próxima a la falla de la caldera, se puede sugerir la posibilidad de que su localización (incluyendo la del Roque Bermejo) haya estado condicionada por sucesivas reactivaciones de la falla, aunque es un extremo de difícil comprobación».

Llama la atención del estudio que por la antigüedad de su formación geológica y la erosión con el paso de veintitrés millones de años del mioceno señala como una de las pocas posibles formas volcánicas el Roque Bermejo.

«La edad miocena de las formaciones que ocupan la mayor parte de la Hoja implica la no existencia de formas volcánicas a pequeña escala, no siendo posible más que en dos casos (Roque Bermejo, El Roque) asociar las formas del relieve con formas volcánicas».
  
Campesinos de Agaete (detalle fotográfico Alejandro S Witcomb 1891 - Fedac)
Dejamos a un lado los pleitos por las aguas, la acequia nueva y la de enfrente, las huellas de ese volcán apagado hace millones de años, donde en la prehistoria de la isla los antiguos canarios horadaron sus cuevas que llamaron en su lengua algo parecido a como hoy conocemos la Montaña de Berbique, vigía del territorio redondo de Guayedra reclamado y entregado a Fernando de Guanarteme, donde siglos después se construyó una era en el lugar más idóneo para aventar la cebada cultivada en el Llano del Berbique, allí por donde pasa el Camino Real a Tamadaba, parte del camino de los Rameros recorrido dos veces al año, para la celebración de la Rama de Agaete y la del Valle, camino que se inicia precisamente en la Vecindad de Enfrente.

Y dejamos atrás estas historias de siglos, porque hay otras tristes historias más próximas que siguen siendo recordadas por los lugareños, porque aun hoy es muy difícil entenderlas y superarlas, las que tuvieron lugar con la rebelión franquista. Muy probable que fueran castigos tardíos por viejas reivindicaciones populares, encadenadas con las otras mucho más antiguas de aguas y también de tierras, sobre usurpaciones de tierras públicas, de alguna forma legalizadas por la Audiencia al precio del pago de un canon o renta inalcanzable para los que trabajaban la tierra.

«Porque en 1837 los vecinos de Agaete y en concreto su ayuntamiento sigue disputando "los egidos públicos de aquella jurisdicción contra doña Luisa del Castillo, vecina de la Ciudad de Las Palmas, que ha pretendido usurpárselos, suponiendo corresponder a una herencia colindante de su pertenencia"» (SUÁREZ GRIMÓN, 1987, p. 283).

Y cuando se inicia el gobierno liberal de Alfonso XIII, que empieza a temerse la llegada de la República, como se dudaba de la seguridad jurídica de muchos repartos de tierras de realengos, ejidos, y datas reales a beneficencia (Hospital San Lázaro), bien fueran “los terrasgos del Lomo del Turmal, Cuebas Blancas y Caleras para sortearlas entre dichos vecinos”, “las 703 fanegas para romper y cultivar en las faldas del Pinar de Tamadaba”, o las usurpaciones en El Valle, Lomo del Manco, Ladera del Roque Bermejo y Hoya del Pedregal, lo importante era la desaparición de todas las pistas administrativas con el fuego exterminador del incendio de los archivos municipales de 22 de septiembre de 1910:

«Sobre el reparto de las tierras de Agaete no contamos con suficientes datos ya que en los protocolos notariales no se registra la venta de suertes que tengan este origen y el expediente de reparto, si se formó, debió desaparecer en el incendio del Archivo Municipal de Agaete» (IBÍDEM, p. 351).

En abril de 1931, ya en el escenario de la II República, Vecindad de Enfrente estaba formada por alguna que otra cueva habilitada como vivienda, y en el mejor de los casos, unas pocas casas de planta baja.

«Este barrio se caracterizó por la pobreza de sus habitantes, los cuales se dedicaban mayoritariamente a trabajar en el sector primario. Según los testimonios, los dueños y amos de las fincas vivían en la zona de San Pedro junto a la ermita. […] Los grandes propietarios de tierras y aguas siguieron conservando sus bases económicas. En esa época el paro en la clase obrera era muy preocupante y los salarios ínfimos. Y por si fuera poco las tierras cultivadas en el Valle por los pequeños agricultores no recibían el agua de la zona del Sao (Agaete), porque los aguatenientes la vendían a otros municipios. Cada vez las diferencias sociales eran más destacables; ricos ricos, pobres pobres. […] El paro en la clase obrera era alarmante, la mayoría subsistía gracias a la venta de pinocha, leña y carbón» (GIL PÉREZ, 2013).

Niños de Agaete, mujeres y hombres en 1937 (detalle fotográfico Alejandro S Witcomb 1891 - Fedac)
Eran jornaleros, sin derechos a jornal fijo y sin protecciones sociales por la inexistencia de mutualidades laborales, dependientes del interés del patrón, trabajando de sol a sol, llevando de la mano a sus hijos menores para ayudar en la faena, por una mísera peonada, que de alguna forma establecieron su hogar alineados al camino de tierra, en la banda sur del barranco de Agaete, allá enfrente, donde constituyeron poco a poco un pago que era conocido como la Vecindad de Enfrente.

En el año 1936 los acontecimientos se precipitan. En febrero el Frente Popular gana las elecciones en Agaete, y al igual que en muchos municipios de España, el día de san José, una gestora de izquierdas asume el gobierno municipal. No habían pasado tres meses, el 18 de julio se desencadena el golpe militar del general Franco, quien el día anterior había salido de la isla en dirección a Marruecos para interrumpir la legalidad vigente en España.

Desparecidos 4-abr-37 (javiergilpérez.blogspot-com)
En poco tiempo se inician las movilizaciones obligadas de civiles, y en el casco de Agaete noventa significados izquierdistas, son llevados supuestamente al frente bélico peninsular, después de ser encarcelados y torturados, perdiéndose todo rastro de ellos.

Se habla en silencio, con recelos de no ser oído, se cierran las puertas por la noche, las noticias que se van teniendo mantienen en vilo a los jornaleros, nadie se siente seguro. Pasan meses de penalidades, de falsas alarmas y cuando llega la noche del domingo 4 de abril de 1937, día de guardar para los creyentes, algunos de Arucas que presumen de creyentes y de llamarse asimismo falangistas, porque están llenos de odio y violencia, mandados por otros más listos que siempre quedan a buen recaudo, invitados o no por sus anfitriones iguales como ellos de Agaete, realizan la más sanguinaria “saca” nocturna en la Vecindad de Enfrente, llevándose a 22 trabajadores, y de vuelta abajo del Valle, a otros 8 del casco. Padres, hijos y hermanos desaparecen para ser arrojados en algún pozo, como el del barranco de Martorell, en Sardina de Gáldar, o en la Sima de Jinamar.

Aquellos falangistas llegados de Arucas, no es de extrañar que en la mañana de aquel domingo fueran a misa a la parroquia de san Juan Bautista, y tampoco lo sería que comulgaran, porque para ellos, lo que hacían, lo era ¡Por Dios y por España! Porque ese era su salvoconducto para garantizarse la santificación, si la había. Pero además lo hacían porque les divertía la violencia, y así fueron a Guía, pero no pudieron, y también a la Aldea, pero en el Andén Verde tuvieron que darse la vuelta porque no les dejaron llegar.

Ya lo habían practicado de forma sistemática en Arucas. Conocían que algún “rojo” había sido liberado por los militares en el Lazareto de Gando, por no existir causa contra él, pero ya le estaban esperando y esa misma noche iban a por él, y a por otros. Y hacían su tradicional aquelarre en el pozo de don Paulino, donde ahora llaman el Llano de las Brujas, porque los vecinos no querían que se olvidaran estos crímenes.

Del libro Silencios Rotos, elaboración propia
Las conocidas como Brigadas del Amanecer, lo intentaron también en Montaña Cardones, pero allí sí se tropezaron con un cura grande que les impedía que se metieran con su rebaño. Aquel que creó la bella consigna “Gente de paz”, para que una puerta se abriera en la noche cuando avisaban con urgencia de alguna saca traicionera e inesperada. Después volvieron a acordarse de la Vecindad de Enfrente y de otros muchos sitios de la isla, pero ya el Obispo Pildain enterado por el “portugués” de Arucas de lo que estaba sucediendo, los debió amenazar con la excomunión, pues frenaron en sus intentos. Desgraciadamente ya habían dejado escrita la negra y triste historia de asesinatos a diestro y siniestro, con muchos pozos ocultando sus crímenes.

Fue así como inscribieron su record de desaparecidos por habitantes, donde la estadística del municipio de Arucas superaba a todos los municipios de la isla, salvo el del municipio de Agaete, porque aquí, en la Vecindad de Enfrente, también fueron ellos sus autores. Pocos días pasaron y ya los buenos vecinos conocían el lugar de otra forma.

«En el barrio llamado durante mucho tiempo “El Barrio de Las Viudas”, ni siquiera los opresores dejaban que el médico visitara a los enfermos y tampoco que se relacionaran socialmente, e incluso no se casaban entre ambos bandos. Allí quedaron madres, hijos, hermanos, sobrinos que lloraron y lloran toda su vida a sus familiares desaparecidos. Las madres acuciadas por la necesidad tuvieron que trabajar muy duro en el Pinar de Tamadaba, otras servir en las casa de los opresores o pedir limosnas en las mismas. Poca escuela tuvieron los niños de esas madres, desde edad temprana tuvieron que trabajar como burros» (IBÍDEM).

Hoy la Vecindad de Enfrente ha crecido como barrio populoso, nuevas edificaciones de planta alta, unas cortas calles asfaltadas, se confundiría con San Pedro si el puente sobre el barranco de Agaete no marcara los linderos de una y otra vecindad. Se han superado aquellas amarguras, pero en el corazón de muchos se mantiene vivo el recuerdo de aquellos que fueron metidos en camionetas una noche y de los que nunca más se supo.

Puente entre San Pedro y la Vecindad de Enfrente Google Earth)
Son nuevas generaciones de vecinos, muchos de los cuales no conocen de esta historia ya menos reciente, y a los que de aquellos tiempos supieron, si por fortuna viven y se les pregunta, por sus mejillas descienden más de veinte lágrimas.

«Pese a que entre las tierras de Guayedra y del Heredamiento de Agaete no se encontraran las que el Cabildo vendió en 1686, se evidencia la tendencia de los grandes propietarios, por lo general avecindados en la Ciudad, a poseer tierras junto a los realengos, buscando no sólo el aprovechamiento de sus pastos sino también la usurpación clandestina de las mismas» (SUÁREZ GRIMÓN, La hacienda de Guayedra y el Heredamiento de Agaete ante la ocupación de realengos, 1983, p. 107).

Concurre en la Vecindad de Enfrente de una parte, la falla geológica, distinta de aquellas otras de la Tierra con actividad sísmica. La insular, donde en la banda Norte del barranco comienza la más reciente ISLA NUEVA, donde se dieron los últimos volcanes: Rosiana, Bandama, Tafira, Arucas, Cardones, La Isleta. Y en la banda Sur, aquí enfrente, donde comienza la ISLA VIEJA, que emergió hace unos unos veinticinco millones de años, donde la erosión ha acentuado grandes escarpes, farallones y mega-acantilados junto al mar, que proyectan las calmas eólicas sobre el mar de poniente, transitada por estrechos y altos andenes, la que los conquistadores llamaron “la parte de atrás de la isla”.

Panorámica (perenquen.blogspot-com)
Y también, para desgracia propia, la falla humana, de los llamados falangistas y franquistas que imponían la esclavitud de las ideas, que ensayaron la eugenesia para el perfeccionamiento de la raza hispana aprendida de los nazis, los defensores de los derechos torcidos.

Violaron de forma continuada el derecho a la vida, a la integridad física y moral con torturas y tratos inhumanos o degradantes. Pisotearon el derecho a la vivienda y al trabajo digno, a la educación, a la propiedad de la tierra y el agua, a la asistencia y protección. Gentes que no consentían la libertad de pensamiento, reunión, asociación y representación. El animal más inteligente, había vuelto a su condición de animal sin paliativos. Como violenta y ardiente lava que se extendió sembrando destrucción y dolor. Que no se repita nunca.

Localización (IDE Gran Canaria)