jueves, 21 de junio de 2012

JUAN GRANDE (SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA)

Actualización 18-abr-2016
Topónimo correspondiente a un pequeño y antiguo caserío situado al naciente de Aldea Blanca y El Doctoral y al poniente del Castillo del Romeral.

Tratándose de una antro-topónimo, la primera referencia documental de un posible propietario o usufructuario de estas tierras a las que da nombre, aparece en un documento de venta que en 1568 realiza el matrimonio compuesto por Hernando Alonso y María de Salazar a Alonso de Ortiz, vecinos todos de la villa de Agüimes, donde enajenan unas tierras de sequero de "pan sembrar" que:

«… lindan por la parte de arriba por la cabezada con tierras de Andrés Hernández y Juan Grande, y por la banda de abajo con el Barranquillo de las Cuevas de la Paja de la dicha Vega Castaña y por un lado tierras de Bartolomé de Tovilleja y por el otro lado el barranquillo que viene de la Atalaya que linda con tierras del Lomo de Juan de Ávila…».
Aventando grano (1940 Naranjo Suárez -Fedac)
En la antigüedad la expresión de arriba hace referencia a la parte trasera desde el acceso de la misma como referencia, que en este caso es Agüimes, señorío que antiguamente tenía una gran superficie y acababa donde empezaban las tierras de realengo, probablemente en el cauce del Barranco de Tirajana. En todo caso aunque parece que las tierras descritas están más próximas a Agüimes, lo que sí queda acreditado es la existencia de un propietario de tierras llamado Juan Grande. Conozcamos algo más del natural de la isla llamado Juan Grande.

«Las actividades ganaderas y apícolas requerían una mayor movilidad en el territorio, movilidad que dificultaba el asentamiento de los naturales en los lugares donde se desarrolló el poblamiento europeo, condicionando por tanto las líneas del mestizaje, principalmente en el caso de los hombres. Fueron casos como los de Alonso de Ávila ó de Juan Grande.

Ambos disponían de tierras colindantes en el barranco de Guayadeque en lo que, sin duda es otro ejemplo de continuidad temporal en el uso de instalaciones indígenas, por parte de los naturales tras la conquista. Alonso de Ávila tenía su majada junto al Lomo de los Caballos, en la vertiente norte de dicho barranco. En la sur, frente a la majada de Alonso tenía Juan Grande sus corrales y majadas, bajo el lugar aún hoy denominado Casa de Pastores; hacia el interior del barranco disponía también Juan de su asiento de colmenas, en la vertiente de dicho nombre, frente al Lomo de los Guaniles.

… el paso por las escribanías se realizaba forzado por problemas familiares con la justicia, para prestar favor solidario a otros connaturales declarando a su favor, a requerimiento de algún vecino para deslinde de tierras y para solicitar al Cabildo repartimiento de asientos de colmenas, cuevas y majadas. Este era el comportamiento de Juan Grande y su familia ante las instituciones de la nueva sociedad.

Antiguas viviendas del barrio (Google Earth)
Hijo de naturales de la isla, Juan había nacido en 1499, más de 15 años después de finalizada la conquista; su vida transcurrió entre los barrancos y los llanos del sudeste de Gran Canaria ganando su sustento y el de su familia con la explotación de ganados de cabras. El ámbito territorial en que desarrollaba sus actividades no se circunscribió a las tierras que recibió en repartimiento en el barranco de Guayadeque; desde allí pastoreaba sus rebaños por las tierras de Arinaga, Llanos del Polvo, Sardina, el barranco de Tirajana y los “Llanos de Juan Grande” –cuyo nombre recibe dicho término debido a que fue él quien lo amojonó y cercó-, y extendiendo su actividad pastoril hasta la Charca de Maspalomas, lugar en que los pastores llevaban a abrevar sus ganados y castraban las abejeras salvajes del lugar.

En 1550, al incrementarse la presión colonizadora sobre el territorio y temerosos de perder la propiedad los nietos de Juan Adobar –Luis Bristol y Diego Ramírez- solicitaron al Cabildo que la confirmase pues en el tiempo de la pestilencia se quemaron muchos papeles y ropas y el escribano no encontraba el albalá. En el expediente de confirmación del repartimiento intervino Juan Grande quien declaró favorablemente a los intereses de Bristol y Ramírez; no en vano Juan Grande frecuentaba el barranco de Tirajana pues Amurga era una de las zonas donde se realizaban las apañadas del ganado de suelta (BETANCOR QUINTANA, G.: Los indígenas en la formación de la moderna sociedad canaria. Integración y aculturación de canarios, gomeros y guanches, 1496-1525. Tesis doctoral inédita. ULPGC, 2003).

También hay que conocer que estas tierras eran de realengo, y por tanto quien aquí las aprovechara lo haría como para pastos o en último caso como usurpador, nombre que entonces se le daba a los que roturaban las tierras de realengo o concejiles. También pudo tratarse de un colono estante en el lugar.

Casa Condal (1940 Naranjo Suárez -Fedac)
El Mayorazgo de Francisco Amoreto Manrique, Capitán, Regidor Perpetuo y Familiar del Santo Oficio, fundado el 17 de marzo de 1669, al que los distintos sucesores realizaron distintas agregaciones de bienes y además el título de Conde de Vega Grande de Guadalupe, tenía en este lugar tres mil doscientas catorce fanegas de:

«… terrenos labradíos, “arrifes” montañosos y de pastos de ganado que comprenden la Hacienda de la Vega Grande de Guadalupe denominada de “Juan Grande”, con casas de habitación de los dueños y sus accesorios, la iglesia de Ntra. Sra. de Guadalupe, sesenta y nueve casas para habitación de los colonos, graneros, pajares, almacenes y estanque» y también «Toda el agua que forma el Heredamiento de Aldea Blanca de treinta días con sus noches para el riego de la Hacienda anterior».

Este lugar y sus contornos también fue conocido en la antigüedad con el nombre de Salinas por el gran número de ellas que había en sus playas. Está documentado cuando el 29 de julio de 1693 el Vicario General del Obispado, al autorizar el nombramiento del cura que debía hacer la fiesta de la ermita que, bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, había fabricado el Maestro de Campo Alexandro Amoreto, dice «… ermita que había fabricado en Las Salinas…», de donde se desprende que era la única ermita existente en todo el contorno.

Acequia y ermita (1940 Naranjo Suárez -Fedac)
El 10 de julio de 1700 Alexandro Amoreto al otorgar escritura de poder a su hijo Francisco, llama a este lugar bajo la advocación que preside su titulo cuando dice «… en el Valle de Guadalupe, jurisdicción de Tirajana…». Años después en 1718, su hijo Francisco al mencionar la fundación del Mayorazgo de su padre que se había realizado en 1669 como ya se ha dicho, reitera nuevamente el topónimo de las Salinas cuando refiere la obligación de los herederos de tener reparada la «ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, sita en el pago de las Salinas...».

Habrá de entenderse que el topónimo Salinas se debería al gran negocio que comportaban y a que estaban en la costa, algo distanciada de este lugar y, sin duda, las tierras del interior, concretamente lo que se conocían por los lugareños como Juan Grande, que eran las tierras de cultivo propiedad del mayorazgo en las que los únicos asentamientos existentes eran en las casas de colonos, propiedad también del mayorazgo, no parece agradar que se las conozca con lo que puede ser el nombre de un colono o usurpador, pues son reiteradas los documentos en que se utilizan distintos nombres para ese lugar, más aún cuando se estaba planteando un pleito de los Vecinos de Agüimes que desencadenaría el conocido como Motín de Agüimes.

Granero (Fedac)
La ambigüedad en la utilización de ambos términos puede tener su explicación. En los documentos públicos de los escribanos que toman referencias identitarias de los lugares, la expresión utilizada es "Juan Grande" y la que figura en otro tipo de documentos y correspondencia es "Salinas", posiblemente por defensa jurídica o en el mejor de los casos, porque la cantidad de los beneficios de las salinas superaba los agrícolas.


Perdura en los años esta regla en la utilización de los términos, y así se documenta cuando el obispo Delgado y Venegas el 17 de marzo de 1764 le recuerda a su Cabildo que Fernando del Castillo había hecho otra iglesia igual o mayor a la de Jinámar en el pago de de las Salinas, expresiones ambas oficiosas por imprecisas, pues no fue Fernando del Castillo quien construyó la ermita, ni las Salinas son el lugar donde se construyó.

Horno (Fedac)
Era consecuencia de la principal actividad económica de su entorno, la producción de sal en las salinas, construidas en el siglo XVII y que a fines del siglo XIX producían la mayor parte de la sal que se consumía en la isla y que precisaban los barcos pesqueros que recalaban por la costa cercana para seguir hacia el caladero de África.

Sí son totalmente claras las referencias cartográficas de la época. El histórico puerto o Caleta de Juan Grande se sitúa entre la Punta de Barco Quebrado al nordeste y la Puntilla de la Caleta al suroeste, en un espacio con continuas playas entre la Puntilla de Vicente Díaz y la Punta del Tarajalillo, junto a la desembocadura del barranco de Juan Grande o de Tirajana.

En este puerto son mencionados como fondeaderos las playas del Barco Quebrado, la Playa del Castillo de Santa Cruz del Romeral, la Playa de la Caleta y la Playa de las Salinas de Abajo, actual Playa Corral Espino, que contaban con agua y profundidad suficiente para fondear.

Detalle mapa costero (historiacastilloromeral-blogspot)
Desde principios del siglo XVIII el topónimo de Juan Grande está consolidado en los registros y es probable que coincida con quien roturó aquel cercado, a quien nos hemos referido al principio, pues a pesar de los intentos de modificar el topónimo, así se describió en la escritura de fundación del mayorazgo de los Amoreto de 1696 cuando se dijo «… llamado de Juan Grande, que serán cuatro fanegas de tierra…».


En un plano de 1787 realizado en tiempos del cuarto alcaide del Castillo del Romeral, José de la Rocha Bethencourt, se indica que el poblado estaba situado a la derecha del camino que iba para el sur. Hoy ese camino pasa por el centro del caserío, quedando a su izquierda la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe y la casa solariega de los Amoreto, con sus graneros, árboles frutales y olivos; y, a su derecha, las viviendas de empleados y medianeros, pequeñas casas típicamente canarias, techadas a dos aguas y algunas de ellas con sus hornos externos, que solo usaban algunos días del año para cocer los panes que conservaban mucho tiempo en bizcocho.

Interior ermita (Finca Condal)
Ya es conocido que la historia del caserío está vinculada a la hacienda condal que data del siglo XVII y estuvo dedicada a las explotaciones agrarias de millo, caña de azúcar y tomates.

Fue la residencia solariega del Conde de la Vega Grande y junto con la Fortaleza de Santa Cruz, uno de los más importantes lugares del sur de la isla durante siglos.

Entre los hechos más destacados que sucedieron junto a sus muros destacan los del aludido Motín de Agüimes de 1719, y de su historia y desenlace surgieron los topónimos de Vecindario y El Doctoral.

El conjunto arquitectónico está disperso en torno a un gran espacio ajardinado con palmeras y olivos centenarios, guardando cierta similitud con los cortijos andaluces. Entre las piezas con valor histórico-artístico de su ermita destacan el retablo mayor y dos retablos menores al óleo sobre madera, atribuidos al pintor barroco canario Juan de Miranda (1723-1805), que fueron adquiridos por el heredero del cortijo, Fernando del Castillo, en fechas próximas al año 1749.

Uno de los retablos es un tríptico con las imágenes de Santo Domingo en el centro, flanqueado por  Santa Catalina y Santa Lucía, a derecha e izquierda. El otro situado enfrente es un díptico también de madera cromada, con las imágenes de San Andrés y San Francisco de Asís. Durante la restauración de la ermita, estas dos tablas fueron retiradas para su pegado y consolidación debido al pésimo estado que presentaban. Según se ha informado María del Carmen del Castillo, hermana del heredero del Condado, llevó a cabo los trabajos en su propio taller.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

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