jueves, 14 de junio de 2012

INGENIO

Municipio situado a 27 kilómetros de la capital provincial e insular, en una altitud media de 340 metros sobre el nivel del mar, y de 38,15 kilómetros cuadrados de superficie que representa el 2,4% del total de la isla.

El topónimo tiene su origen en las márgenes del barranco de Guayadeque donde Alonso de Matos comerciante portugués construyó el primer ingenio azucarero en el entonces Valle de Aguatona, cuyos trabajadores se asentaron en un lugar próximo que progresivamente fue conociéndose como el Lugar del Ingenio, que acogió tanto a los operarios del ingenio como a los cultivadores de la caña de azúcar.
Ingenio en 1890 (Ojeda Pérez L - Fedac)

Desde 1576 para localizar y situar las tierras en diferentes documentos, se utiliza la expresión «a la banda del ingenio», y también «en el término de la villa de la banda del ingenio». Si bien la gobernanza del Señorío de Agüimes correspondía al Obispado por concesión de la Corona, los conflictos jurisdiccionales con el Cabildo General en cuanto a la concesión y titulación de las tierras trasladaba continuas reclamaciones.

Al igual que se llegó a disponer en el Señorío de dos alcaldes, uno nombrado por el Obispo y otro por el Cabildo, de alguna forma quedó definido que el Cabildo General se reservaba para sí la potestad de otorgar las tierras en el territorio comprendido entre el barranco del Draguillo y el barranco de Guayadeque, convirténdose este barranco en la frontera administrativa de las jurisdicciones.

De esta disputas ya en el año 1588 aparece en la identificación de las tierras la expresión «en la banda de ingenio», observándose progresivamente que la referencia era el «ingenio» para identificar las tierras que estaban al naciente del barranco. Con el paso de los siglos la expresión terminaría por crear el topónimo dando nombre al lugar y después al municipio.

Calle ( Naranjo Ojeda, A)

Esa primera población estante en el lugar, ya a mediados del siglo XVI propició la construcción de una ermita, antecedente de la actual Iglesia de La Candelaria. Entre los miembros más destacados de la sociedad del siglo XVI destacan por sus posesiones en la Vega de Aguatona, el deán Zoilo Ramírez y el fiscal de la Inquisición Juan Fullana.

El fuerte desarrollo agrícola del lugar impulsó el asentamiento de una mayor población por la oferta de trabajo en los cañaverales e ingenios. A finales del siglo XVII, con la crisis del azúcar se inicia una gran migración de los núcleos más importantes.

En 1735 por recomendación del obispo Dávila y Cárdenas, al contar con ciento setenta y dos vecinos la pequeña ermita de La Candelaria se animaban para la creación de una parroquia, pero el párroco de Agüimes se negó porque vería disminuir sus ingresos. Las gestiones se iniciaron nuevamente el 24 de abril de 1804, cuando los vecinos eran ya quinientos sesenta, lo que condujo a su creación el 20 de febrero de 1815 por el obispo Verdugo. En 1816 Ingenio se constituye en municipio y jurisdicción independiente de la Villa de Agüimes, siendo su primer alcalde el subteniente José Ramírez.

La palabra ingenio es de origen portugués, procede de engheno, y designaba el conjunto de instalaciones necesarias para la elaboración del azúcar, en especial el molino. Es conveniente describir cómo funcionaba un ingenio azucarero, la mayor industria que hubo en Canarias terminada la Conquista.
1927 (Hermann Kurt - Fedac)
La caña al ser molida en el trapiche soltaba parte de su jugo, pero después tenía que ser «prensada» hasta que era exprimida totalmente y quedaba reducida a fibra seca o bagazo, que se utilizaba como alimento de los animales y abono para los campos de cultivo. El jugo obtenido del molino y la prensa era cocido en calderas de cobre sobre fuego de leña hasta darle la densidad deseada.

De la primera cocción se extraía el «azúcar blanco». El producto se vertía en unos recipientes de barro de forma cónica o formas, donde se solidificaba y se limpiaba o «purgaba» de las mieles que escurrían por el orificio abierto en el vértice. El proceso repetido varias veces daba lugar a las diferentes clases de azúcar. Luego se sacaba el azúcar de los moldes y se dejaba secar hasta que fuese examinado por el lealdador. De los residuos que quedaban en el caldero se obtenía el «azúcar de espumas».

Los azúcares que se obtenían en los ingenios estaban muy sujetos al control del Concejo, pues proporcionaban ingresos al Cabildo. Así, las Ordenanzas del Concejo de 1531 limitaban los negocios para que no escaparan a su control. En el título «de mercadores y regatones de las mercaderias», establecía determinadas prohibiciones, como la que sigue:

«Otrosí que ninguno mercader e de los que a esta ysla vinieren y en ella estobieren estantes no sean osados de comprar açúcares para otra nynguna persona syno para sí solo e que los açúcares que qualquier persona comprare no pueda dar parte dello prestado ni vendido ny por el tanto ny en otra manera a otra persona ny mercader so pena de perder el açúcar que para otro comprare o lo diere o emprestare en qualquier manera e que se le pueda pedir e demandar la dicha pena dentro de un año cumplido».
Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

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