viernes, 8 de junio de 2012

GÜIGÜI, MACIZO Y PLAYAS DE (ALDEA DE SAN NICOLÁS)

Actualización 11-sep-2016
Topónimo aborigen con el que se conoce un amplio territorio situado entre el septentrional Vallehermoso y el meridional Tazartico en la costa más al poniente de la isla.

En cuanto a su grafía dice el cronista Francisco Suárez Moreno que cuando se pretende transcribir el primitivo Guguy, en el siglo XVIII, se pone la diéresis sobre las letras "u", y, en la relectura del pretendido Guguy, surge el Güigüi, que es un término canario relacionado con precipicios como Taguy, que se encuentra en el barranco de Siberio, en Los Galgares; o los dos barrancos de Guguy y Guguillo, en El Risco de Agaete; o el Guro que se halla en la cabecera de Furel.

Macizo de Güigüi (Gevic)
Los debates sobre la correcta grafía en las lenguas orales muertas se sustentan en hipótesis de difícil confirmación, pues cuando los castellanos escucharon por primera vez estos términos de los aborígenes, unos lo entendieron de una forma, y otros muy distinto, pues la percepción fonética es distinta cuando se pretende interpretar un lenguaje incomprensible. Es por tanto un debate presuntamente estéril.

Playa Güigüi Chico (grancanaria-com)
Este amplio territorio calificado como Reserva Natural Especial comprende un macizo de abruptos relieves en el Oeste de la isla. Al Norte está el Peñón Bermejo y descendiendo hacia el Sur, las cuatro playas: la del mismo Peñón Bermejo; Güigüi Chico, que en realidad es más grande; la playa del Medio, donde está la famosa duna; y, Güigüi Grande, hasta donde llegan los dos senderos que se conocen.

Playa Gúigüi Grande (Faycan Hurter)
Su difícil accesibilidad ha permitido que el impacto antrópico esté minimizado. La ficha técnica del Jardín Botánico Viera y Clavijo la define como un área que alberga cortos y encajados barrancos, así como escarpados acantilados en todo el perfil costero, acogiendo una interesante muestra de cardonal-tabaibal e importantes restos de bosque termófilo. También incluye la única muestra que existe en la isla del cedro canario (Juniperus cedrus) y un elevado número de plantas endémicas, como el cabezón (Cheirolophus falcisectus).

Cedro canario (floradecanarias-com)
El cedro canario es un endemismo macaronésico, que vive en Canarias y en la isla de Madeira. Se trata de un arbusto o árbol de hasta quince metros, con ramas más o menos colgantes. Hojas aciculares, planas, y conos globosos axilares, de color marrón rojizo al madurar. Esta especie se incluye en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias, como en peligro de extinción en la isla de Gran Canaria. 


Cabezón (botany-cz)
El cabezón es una planta arbustiva perenne que llega a alcanzar el metro de altura. Tallo erecto, subleñoso y cilíndrico cuya corteza de color marrón posee cicatrices escamosas y prominentes en su parte inferior; las ramas jóvenes tienen un color verde-violáceo.

Las hojas, de dos a cinco centímetros de ancho y de nueve a quince de largo, son pecioladas enteras y con abundantes glándulas. Inflorescencias con dos a siete capítulos de trece a dieciocho milímetros de diámetro y color purpúreo. Florece de junio a julio y fructifica en agosto.

El acceso por el mar (Santi Blanco)
Todo el macizo del Suroeste fue desde el principio de realengo. Los valles fueron ocupados poco a poco por familias que cultivaban cereales y frutos en lo que, según cuentan las crónicas, era un vergel con distintos nacientes de agua y caminos serpenteantes que comunicaban unas playas con las otras.
 
Así, en los valles de Güigüi Chico y Güigüi Grande, en 1785 se contabilizan uno y cuatro vecinos respectivamente, en viviendas dispersas, aunque en el verano, con la recogida de las sementeras y las frutas, entraban unas ocho familias de La Aldea. El censo parroquial de 1820 recoge un total de ocho familias con veinticinco miembros.


Un paisaje singular (Alejandro Melián)
Es en este contexto en el que nace el Registro de la Propiedad de Guía. Gran parte del macizo del suroeste, desamortizado o no, aparece desde el 24 de enero de 1867 como Propios del Ayuntamiento, hecho en el que la corporación basa su defensa en el litigio que mantiene con un particular sobre la propiedad. Estas tierras realengas fueron desamortizadas y vendidas, una parte a distintos propietarios, y otras, traspasadas al Ayuntamiento, que las consideró públicas por ser de realengo.

El cronista de La Aldea, Francisco Suárez Moreno, quien ha investigado y estudiado en profundidad los acontecimientos habidos con la propiedad del territorio, nos ha hecho una buena síntesis de lo que recoge en sus libros Pleito de la Aldea. 300 Años de Lucha Por la Propiedad de la Tierra [(1990) Las Palmas de Gran Canaria: Ed. Cabildo de Gran Canaria, pp. 137-139, 156-157 y 260-261] y La historia de La Aldea de San Nicolás [(1999) Las Palmas de Gran Canaria): Ed. Centro de la Cultura Popular Canaria, pp. 96-101 y 104], que nos acerca a los conflictos habidos con el dominio de la propiedad:

Playas intermareales al pie de los cantiles
«1.- Casi todo el macizo del Suroestes desde Amurgar-Peñón Bermejo a Guguy Grande, 4.480 fanegadas, se inscribe el 24 de enero de 1867 como bienes de propios, en el Registro de La Propiedad, por el Ayuntamiento de La Aldea, inscripción que se hace definitiva en 1871 (libro I San Nicolás Registro Propiedad de Guia), fincas 1, 2 y 3. En 1974 el Ayuntamiento de La Aldea reconoce y se reafirma con posteriores acciones registrales sobre las fincas citadas 1, 2 y 3, ahora 4.100 fanegadas.

2.- En 1872 el Estado desamortiza esta zona producto de lo cual en subasta pública, adquiere el 18 de agosto de 1873 Antonio de Armas los cortijos de Peñón Bermejo, Guguy Chico y Guguy Grande (Libro III, finca 77 a 82), cortijos que pertenecían a las inscripciones de bienes de propios registradas en 1867-1871, que no son inscritas estas tierras desamortizadas como segregaciones como hubiera sido lo lógico.

3.- Dichos cortijos de Peñón Bermejo, Guguy Chico y Guguy Grande, se van vendiendo hacia 1900 por los herederos de Armas, los Bethencourt Armas y Bethencourt Reina a los pastores que tenía arrendados y a otros.

Es así como esa propiedad fragmentada en cortijos pasa a las familias del lugar entre otras María Dolores León Espino (Tasartico-Guguy), Umpierrez y otros como Cristóbal Quintana natural de Taguy en Tejeda».

El poniente de la isla (foros-vogue-es)
A partir de los inicios de los años 80 del pasado siglo, de alguna manera se especula la posibilidad de su aprovechamiento turístico con la adquisición de cortijo por parte de la sociedad filial de la Caja Insular de Ahorros, Promociones Turísticas Canarias, participada que tras la paralización de un expediente de dominio por la oposición del Ayuntamiento de La Aldea haciendo prevalecer su antiguo registro, vende las tierras afectadas a la sociedad matriz.

Este acontecimiento motiva que Ayuntamiento y Cabildo promuevan y obtengan la calificación de Parque Natural en 1987. Al siguiente año aparece un nuevo comprador, el inversor suizo Helmut Rahms, en representación de la sociedad Pellerine Ltd., que por 240.000 euros adquirió esa buena porción del territorio. El punto final a las pretensiones sobre la propiedad privada de la tierra termina cuando el Consejo del Gobierno de Canarias del 19 de diciembre de 1989, acordaba el expediente de expropiación forzosa, que el día 10 de enero del siguiente año pasaba a información pública. En 1994 fue declarada la Reserva Natural Especial.  

Ortofoto macizo de Güigüi (Google earth)
En la desamortización de las tierras de baldíos y realengos que mantenían esa condición desde la Conquista, las cuatrocientas noventa y nueve fanegas de «Tierras para pastos en Güigüi el Grande», las trescientas setenta y dos de «Tierras para pastos en Güigüi el Chico» y las cuarenta de «Tierra en las Estanquillas de Güigüi» salieron a remate en 1873 y fueron vendidas, la primera a Juan B. Quintana Rodríguez, jornalero de San Bartolomé de Tirajana, por 360 reales de vellón, y las otras dos a Antonio de Armas, propietario de Agaete, por 2.400 y 300 reales de vellón respectivamente.

Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)




1 comentario:

  1. Nada, felicitarle por el trabajo realizado y por compartirlo.

    Permítame aportar que la lengua hablada con anterioridad en esta isla sí sigue viva. La han mantenido los berebéres norteafricanos hasta nuestros días: se llama amazigh.

    Lo que usted quiere expresar es que el dialecto concreto hablado en esta isla hoy ha desaparecido, eso es otro cantar... (es importante esta aclaración pues gentes con dialectos diferentes de una misma lengua se pueden comunicar entre sí, en cambio no podrían intercambiar información oral si se expresaran lenguas distintas... pues los códigos serían absolutamente dispares -no siendo éste el caso-).

    Nada, un saludo, y reiterar mi agradecimiento por su trabajo.

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